miércoles, 14 de diciembre de 2011


La Minería Colonial de Metales Preciosos

La minería en la América española se centró en la extracción de metales preciosos, es decir, plata y, en menor medida, oro.

Los minerales de baja ley (cobre, estaño, plomo, etc.) fueron explotados muy escasamente. De hecho resultaba más barato importar los metales de baja ley (por ejemplo el hierro), antes que producirlos en América.

Además se descubrió una zona rica en perlas alrededor de la isla Margarita, pero se agotó en el siglo XVI.

Oro y plata fueron los incentivos principales para la mayoría de los europeos que marcharon al Nuevo Mundo.

En un comienzo los nativos fueron violentamente presionados para que revelaran la procedencia del oro de sus adornos y se procedió al trueque o al saqueo puro y duro para hacerse con el metal precioso (los llamados “RESCATES”).

Luego, la ininterrumpida búsqueda de metales preciosos permitió a los españoles el hallazgo de importantes yacimientos mineros, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XVI.

Por lo general, donde afloraba una veta se ponía el resto al descubierto o se le seguía subterráneamente abriendo socavones. Estas galerías seguían las vueltas y revueltas de las vetas sin tener en cuenta la seguridad o el desagüe. Predominó, sin embargo, la práctica de excavar pozos verticales.

Casi a mediados del siglo XVI, apareció la plata en Potosí (1545), Zacatecas (1546), Guanajuato (1550), Pachuca (1552), Castro virreina (1555), Sombrerete (1558), Santa Bárbara (1567), etc. y el oro neogranadino (Antioquia), quiteño (Zaruma y Tome bamba), peruano (Carabayo) y chileno (Confines, Quilacoya, Choapa, Maipo).

Las minas se hallaban, por lo común, en zonas marginales a la colonización, planteando todo género de problemas para su explotación.

Las minas de oro

El oro, se halló generalmente en lugares bajos, en plena selva tropical.

En Nueva Granada se hallaron algunas minas auríferas en Buriticá y Remedios, pero lo frecuente fue encontrar el oro de aluvión, arrastrado por las arenas de los ríos.  

Estos lugares insalubres solían estar habitados por indios insumisos o rebeldes, con los que no pudo contarse para las labores de extracción, recurriéndose por ello a los esclavos.

Para procesar el oro se emplearon los sistemas de bateas y de lavado. En el segundo caso se empleaba, al igual que con la plata, el molino y la amalgamación.


Las minas de plata

Las minas mexicanas de Zacatecas (descubiertas en 1546), Sombrerete, Parral, etc. estaban muy al Norte de México y en unas mesetas desérticas, donde no vivían más indios que los belicosos y seminómadas Chichimecas, que atacaban invariablemente a quienes penetraban en sus dominios.

Para poner en producción aquel norte minero fue preciso organizar un puente terrestre desde México (cubierto de presidios y de misioneros que trataban de evangelizar a los paganos) por el que se trasvasaron mineros, trabajadores, comerciantes, alimentos, vestidos, herramientas y materias primas.

La gran mina del Potosí, descubierta en 1545, estaba a 4.700 metros de altura, en pleno altiplano andino, donde no había animales, ni casi vegetales.

Para explotarla, se pusieron igualmente en marcha otros puentes desde Cuzco, Arica y hasta Córdoba, para llevarlo todo: desde los trabajadores hasta el ganado.

Todo ello hizo que en la Villa Imperial de Potosí, próxima a la mina, vivieran a comienzos del siglo XVII 160.000 habitantes, de los cuales la mitad eran indios.

Desarrollo de entorno de los enclaves mineros

Las minas de oro de Carabaya, Antioquia, Chocó, Popayán y Zaruma y las minas de plata de Taxco, Guanajuato, Zacatecas, Potosí o Castro virreina impulsaron el desarrollo económico indiano.

La producción minera de metales preciosos comportó un desarrollo comercial regional y urbano en torno a las zonas de extracción.    

La minería fue la actividad más capitalista de la economía hispanoamericana y generó unos circuitos comerciales de largo alcance que la vincularon con Europa, de donde venía el utillaje de hierro, el azogue, el vino, los vestidos suntuosos, telas finas, etc.

A nivel más local, para abastecer a las ciudades mineras, surgieron explotaciones agrícolas y ganaderas alrededor de ellas y para dar salida a la producción se construyeron caminos que las unían con los puertos de embarque.

También creó unas tipologías señoriales, como los propietarios y arrendadores de minas, los comerciantes de plata (compraban la plata sin acuñar con descuento), los aviadores (que abastecían de mercancía y crédito a los mineros), etc. Pese a todo no fue plenamente capitalista, pues la Corona mantuvo un gran control sobre ella a través de los impuestos, los envíos de azogue y la regulación de la mano de obra obligatoria.


josé manuel beserra ochoa 
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1 comentario:

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